Entrevista con Franck Bodin, Jefe de proyecto de bienes comunes digitales y diversidad en la Dirección de lo Digital para la Educación, con quien tuvimos el placer de conversar en el salón Educatech Expo, que se celebró en París, Porte de Versailles, del 13 al 15 de noviembre pasado.
Los bienes comunes digitales forman parte de la hoja de ruta de la estrategia digital para la educación desde hace dos años. Hoy, te ayudamos a comprender en qué consisten estos bienes comunes digitales y cómo pueden ser útiles en el día a día de la comunidad educativa.
«La cuestión de los bienes comunes es apasionante pero bastante compleja de abordar, por lo que es necesario que acompañemos a los docentes en estos temas», introduce Franck Bodin.
Un bien común digital se basa en tres pilares: un recurso, una comunidad y una gobernanza.
En el ámbito educativo, los bienes comunes digitales permiten a los docentes crear, compartir y difundir software y recursos educativos libres en un marco de confianza.
El desafío es, por lo tanto, acompañar a los docentes, «pero también tranquilizar a las comunidades para que puedan co-construir, desarrollar y mejorar los recursos existentes o crear nuevos», subraya.
Para garantizar este acompañamiento, la DNE ha desarrollado herramientas que pone a disposición de la comunidad docente para «construir bienes comunes».
«La más conocida de estas herramientas es la forja de los bienes comunes digitales, que actualmente cuenta con 3,000 participantes y 2,000 proyectos».
Incluso hubo un evento clave en octubre de 2024: el «Forgeathon», «para hacer evolucionar y trabajar en los bienes comunes que allí se comparten», explica Franck Bodin.
Los bienes comunes digitales incluyen, por ejemplo, cuadernos de matemáticas como Coopmaths, sistemas operativos como Primtux, un sistema completo para equipar los PC de las escuelas primarias, o también Éléa, que permite co-construir y compartir itinerarios pedagógicos diseñados entre docentes.
«Siguiendo con el aspecto pedagógico, también encontramos la plataforma Capytale, donde los docentes que enseñan programación comparten su contenido pedagógico para que sus colegas puedan beneficiarse de él», añade.
Esta es realmente la filosofía de los bienes comunes: acompañar a colectivos de docentes para que unos puedan dotar a otros de herramientas compartiendo su saber hacer.
Tampoco debemos olvidar a los profesionales del sector Edtech, que también ofrecen recursos y forman parte de la ecuación de los bienes comunes digitales.
La ventaja de los bienes comunes digitales es fomentar la inclusión y garantizar la continuidad del servicio. «Las empresas Edtech también tienen acceso al contenido compartido por los docentes, lo que les permite nutrir proyectos existentes, refinarlos y, finalmente, obtener una visión del terreno y una experiencia muy concreta», explica Franck Bodin.
Queremos que el sector Edtech se comprometa ahora con nosotros en la sostenibilidad de las soluciones que apoyamos, más allá de los desafíos o límites del mercado.
De hecho, como destaca Franck Bodin, hoy en día el problema es el siguiente: cuando un mercado se detiene, la continuidad del servicio se interrumpe. «La estrategia de los bienes comunes permite precisamente evitar este escollo», concluye.
Más información: tube-institutionnel.apps.education.fr